19 de agosto de 2011

SAN BERNARDO


¿Quién fue San Bernardo de Claraval?

Memoria de san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia, el cual, habiendo ingresado con treinta compañeros en el nuevo monasterio del Cister, fue después fundador y primer abad del monasterio de Clairvaux (Claraval), dirigiendo sabiamente a los monjes por el camino de la santidad, con su vida, su doctrina y su ejemplo. Recorrió una y otra vez Europa para restablecer la paz y la unidad e iluminó a la Iglesia con sus escritos y sabios consejos.

            No fue el fundador de la Orden Cisterciense pero sí el gran impulsor y propagador de la misma, y el hombre más importante del siglo XII en Europa. Cuando tenía 15 años ya estaba maduro para ser enviado ir al frente del grupo de monjes fundador del Monasterio Cisterciense del Claraval del cual ya durante su vida salieron muchas fundaciones de otros monasterios por toda Europa y el primero cisterciense en España.
            Nació en Borgoña (Francia) en el año 1.090, en el Castillo Fontaines-les-Dijon. Sus padres eran los señores del Castillo y fue educado junto a sus siete hermanos como correspondía a la nobleza, recibiendo una excelente formación en latín, literatura y religión. Cronológicamente, es último de los Padres de la Iglesia, pero uno de los que más impacto ha tenido en ella.

            Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos para Cristo. Amable, simpático, inteligente, bondadoso y alegre, incluso muy apuesto, pues sabemos que su hermana Humbelina le llamaba cariñosamente con el apelativo de "ojos grandes". Durante algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano. Pero las amistades mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía más desilusionado del mundo y de sus placeres.

 Una  visión cambió su trayectoria

Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en la iglesia, se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía a su Hijo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó sino en consagrarse al servicio de Dios y al apostolado. Bernardo era de decisiones muy firmes y capaz de convencer cuando se proponía algo. Conoció el Monasterio recién fundado de  Cister, y pidió ser admitido. El superior, San Esteban Harding lo aceptó con gran gozo.

Toda su familia ganada para Cristo

         Bernardo volvió a su casa a contar la noticia a su familia y amigos.  Todos se opusieron en principio, ya que los monjes tenían fama de una austeridad extrema. Los amigos querían disuadirle diciéndole que eso era sepultarse vivo, y tantos otros argumentos que podemos imaginar. Pero Bernardo les habló tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que tiene la vida monástica, que logró convencer y llevarse al monasterio a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y 30 compañeros más de la Nobleza del Ducado de Borgoña que dejaron todo para unirse a Cristo en el Monasterio. No mucho más tarde su Padre

 Antes de entrar al monasterio, Bernardo llevó a su finca a todos los que deseaban ser monjes para prepararlos durante varias semanas, entrenándolos acerca del modo de cómo debían comportarse, para ser unos monjes. Es así que en el año 1112, a la edad de 22 años, entra en el monasterio de Cister

            Se cuenta que cuando Bernardo llamó a Nirvardo, el hermano pequeño de la familia, para anunciarle que se iban, le dijo señalando el castillo y las grandes posesiones de la familia, “Todo esto será para ti sólo, ya que todos los demás nos vamos al Monasterio de Cister a ganar el Cielo”  el chico le respondió:  "¡Ajá! ¡Con que vosotros os vais  a ganar el cielo, y a mí me dejáis aquí  la tierra¡ Esto no lo puedo aceptar". Montó en su caballo y sin esperar más razonamientos, marchó a la Abadía a pedirle al Padre Abad Esteban su ingreso.  Un tiempo después, porque solo contaba quince años, también se hizo monje del Cister. Por si esto era poco también su hermana Humbelina Ingresaría en un monasterio de benedictinas con el consentimiento de su marido que era sobrino del Duque de Borgoña.     

             En la historia de la Iglesia es difícil encontrar otro hombre que haya sido dotado por Dios de un poder de atracción tan grande para llevar gentes a la vida religiosa, como el que recibió Bernardo. Las muchachas tenían terror de que su novio hablara con el santo. En las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle hablar de las excelencias y ventajas espirituales de la vida en un monasterio, se iban en numerosos grupos a que él los instruyera y los formara como religiosos. Durante su vida fundó más de 300 monasterios para hombres, e hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban "el cazador de almas y vocaciones". El atractivo espiritual de San Bernardo perdura a través de la historia y siguen surgiendo vocaciones a la vida monástica cisterciense en todo el mundo atraídos por su mismo carisma, su ejemplo y doctrina, tanto femeninas como masculinas.    


Hna. Mjp

14 de agosto de 2011

Asunción de María al Cielo -Patrona del Cister-


"Y apareció en el cielo una mujer vestida de sol,
con la luna bajo sus pies y 12 estrellas a su alrededor.
Más impresionante que un ejército en orden de batalla".
(Apocalipsis, 12).

Asunción de María al Cielo: 15 de Agosto

No hay duda  en que a los cristianos contemporáneos les  quedaría un recuerdo imborrable  del aquél portentoso acontecimiento de la Dormición de la Madre de Jesús el Resucitado, por lo que  se comprende que desde sus orígenes los cristianos celebrarían la fiesta Asunción de María de alguna forma, aunque sólo fuera en la intimidad de la comunidad. Mas, oficialmente en la tradición, esta  fiesta remonta al siglo VI. Monseñor Miguel Dubost -obispo francés- en su libro MARÍA[1] dice:
La festividad de la Asunción nació en Jerusalén, pero es difícil saber en qué época. El origen de esta festividad procede quizás de de la consagración de una iglesia dedicada a María, que el obispo Juvenal hiciera en Kathisma [2].
  Sí, probablemente la celebración liturgica de la  fiesta de la Asunción de María, tiene e como origen la consagración de otra iglesia en Getsemaní, al lado de Jerusalén, en el siglo VI. Sea como  sea, la festividad fue extendida por todo el imperio a iniciativas del Emperador Mauricio[3], bajo el nombre de Dormición de la Virgen María. Ha sido siempre celebrada el 15 de agosto.
 El año litúrgico de los Orientales que comienza el 1 de septiembre, se abre verdaderamente con la Natividad de la Virgen y se cierra con su entrada en la gloria el 15 de agosto”. Pero será solamente a mediados del siglo XX que la Asunción de la Virgen María será proclamada como “dogma de la Iglesia” por el papa Pío XII. Este Papa, cediendo a su personal y filial devoción, y respondiendo también al unánime deseo de toda la cristiandad, que  el 1 de noviembre de 1950 define el Dogma de fe cristiana  la Asunción de María a los cielos en su cuerpo y alma, para gloria de tan excelsa Señora y esperanza de sus hijos militantes en la tierra. El Vaticano II lo afirma y confirma
La Virgen inmaculada, preservada por Dios de toda huella del pecado original, habiendo concluido el tiempo de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del Cielo, y exaltada por el Señor como Reina del Universo, para que fuese así enteramente conforme a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte”[4].
María Asunta a los cielos es la gloriosa Mujer del Apocalipsis; es la Hija del Rey, ricamente engalanada; es la triunfadora del Dragón infernal; la nueva Judit; la niña preferida de Dios, que le rinde por tantas gracias un Magnificat de gratitud. Y al ascender la Madre, provoca a volar a sus hijos de la tierra, que le piden resucitar con Cristo y compartir luego con la Madre su gloria en el Cielo

Los tres Fundadores de la Orden
 Cisterciense


Maria asunta al Cielo Patrona del la Orden cis terciense
La Orden del Cister se halla marcada desde sus orígenes, con el sello de la devoción a la Stma. Virgen, porque  esta devoción se revela ya en sus fundadores y en la del hijo más preclaro que ha tenido que es S. Bernardo de Clarabal.

Los biógrafos de S. Roberto -primer fundador- dicen que éste, desde su juventud se consagró a la Virgen y la servia con especial devoción. Cuando fundó el Monasterio de Molesmes lo hizo en honor a Santa María  y cuando más tarde hubo de erigir el Nuevo Monasterio en Cister repitió el mismo gesto de consagración a la Madre de Dios.
San Alberico –Segundo fundador-  Según reza una tradición, -que al menos es símbolo de pureza y del amor que éste santo tenía a la Virgen- mereció recibir de las manos de María la Cogulla blanca[5].  De aquí el apelativo con que suele denominarse a los cistercienses: los monjes blancos. Dirá más tarde, Abad Adán persigne, que  se denominan blancos, no tanto por sus blancos hábitos cuanto porque son servidores espirituales del candor virginal de María Santísima.
Los monjes y monjas del Cister protegidos por
el manto de la Virgen

San Esteban Harding –tercer fundador- sucesor de San Albarico y formador en la vida monástica del gran San Bernardo, fue otro privilegiado de la Virgen María. Ambos coincidieron en un mismo amor a la Madre del Cielo y ejercerían una influencia decisiva para la orientación mariana de la Orden. Esteban puso la incipiente fundación bajo su patronazgo.

Esta devoción de los Fundadores de Cister cristalizó en una definición del Capítulo General de 1119 que ordena que sean construidos todos los cenobios en honor a la Reina de Cielos y Tierra en la advocación de la Asunción de la Sma. Virgen a los Cielos[6].

            (Continuará este tema)



[1] Ed. Mame, París, 2002
[2] supuesta etapa de la Virgen, entre Nazaret y Belén
[3] Años 582 – 602
[4] LG, 59
[5] Hábito de visten  los monjes solo cuando rezan en las horas litúrgicas.
[6] HENRÍQUEZ, Menologuium Cistercense, Louvain, 1933.p.17